El colectivo de Agentes Forestales y Medioambientales, integrado por unos 6000efectivos en toda España, dependientes tanto del Estado, como de las Comunidades Autónomas, y algunos municipios, tiene encomendadas diversas funciones administrativas, técnicas y de policía en materia medioambiental, en diversas materias como; aprovechamientos forestales, vías pecuarias, caza y pesca, vertidos, evaluación de impacto ambiental, espacios naturales protegidos, extinción de incendios forestales e investigación, y por supuesto en materia de fauna y flora amenazada.
En este último aspecto, España cuenta con una importante biodiversidad, la mayor del continente europeo, que incluye a numerosas especies de fauna y flora amenazada. Si nos centramos en los vertebrados, especies como el lince ibérico, el oso pardo o el lobo ibérico entre los mamíferos, y el águila imperial ibérica, el águila perdicera, el milano real, el quebrantahuesos, el buitre negro, la cigüeña negra, el urogallo o la malvasía cabeciblanca, por citar ejemplos representativos entre las aves, nuestro país cuenta con las mejores poblaciones de algunas de ellas, consideradas en grave peligro de extinción.
El papel de los Agentes Medioambientales es clave en su conservación. Las labores de seguimiento de estas especies, incluye la realización de censos, la vigilancia de sus lugares de reproducción y actuaciones sobre las posibles amenazas que afectan a cada una de ellas. La existencia de censos de calidad permite conocer el estado y valorar tendencias en sus poblaciones y es un aspecto esencial para determinar si las medidas de conservación que se puedan adoptar son eficaces. En lo que respecta al papel de los Agentes en la colaboración con los Centros de Recuperación de Fauna Amenazada, la recogida y traslado de ejemplares de forma rápida es esencial para la adecuada recuperación de los mismos. En las liberaciones de ejemplares recuperados las actuaciones en materia de educación ambiental son también relevantes.
En este sentido, también son esenciales las labores de lucha contra el uso ilegal de veneno en el medio natural, que afecta a algunas de estas especies de hábitos carroñeros (buitres, águilas, lince, lobo…). En diversas Comunidades Autónomas (Castilla-La Mancha, Extremadura, Asturias, Andalucía, Murcia, Aragón, Madrid,…) se han creado unidades específicas para esta tarea, con Agentes Medioambientales y perros adiestrados en la detección de sustancias tóxicas y cebos. En este sentido es también crucial la inspección en campo de los dispositivos de control de depredadores, como los lazos, cajas trampa o cepos, que se siguen empleando para capturar zorros, pero que pueden afectar a especies amenazadas como el lince ibérico, el oso o el lobo. Como ejemplo reciente, el proyecto de reintroducción del lince ibérico en Castilla-La Mancha y Extremadura a través de LIFE Iberlince, cuenta con la participación de los Agentes Medioambientales en el control de estos dispositivos, imprescindible para reducir la mortalidad no natural de los ejemplares liberados.
Otro importante problema de conservación para las grandes aves, principalmente rapaces y cigüeñas, es la electrocución y colisión en líneas eléctricas. En este tema los Agentes Medioambientales a través de la revisión de líneas peligrosas detectan “puntos negros” de mayor mortalidad, lo que hace posible poder acometer las labores posteriores de corrección contando con la información necesaria.
En el colectivo hay también Agentes que realizan otras tareas que requieren una gran especialización, a veces no exenta de riesgo, como la captura de ejemplares para actuaciones de salvamento y/o marcaje, que permiten avanzar en el conocimiento de su ecología y comportamiento, y en última instancia, mejorar su conservación, o la reparación y construcción de nidos que incrementan la disponibilidad de lugares de nidificación.
Otro ámbito de actuación en materia de flora y fauna es la lucha contra las especies exóticas invasoras. La detección precoz sobre el terreno de estas especies que pueden causar graves daños a los ecosistemas y a la propia economía (el mejillón cebra o el jacinto de agua son claros ejemplos) y la lucha activa contra algunas de ellas son tareas en las que también interviene el colectivo.
De forma más genérica, la lucha contra los incendios forestales tiene gran incidencia en la conservación de los hábitats en los que viven las especies de nuestra flora y fauna y por ello, el papel de los Agentes Medioambientales, tanto en la prevención de los incendios, como en su extinción y la investigación, es una labor de especial trascendencia ecológica, económica y social.
Es indudable que para acometer esta diversidad de funciones a cargo esencialmente de los Agentes Forestales y Medioambientales, se requiere cada vez más una formación y preparación adecuadas. Aunque en este sentido todavía existen carencias, derivadas de la relativamente reciente incorporación de los Agentes a estas tareas, ya que en un colectivo con 140 años de historia los aspectos relacionados con la gestión forestal o la caza han tenido tradicionalmente un mayor peso, la realidad es que en los últimos 20 años el colectivo ha mejorado notablemente su preparación y se implica cada vez más en tareas que tienen relación directa con la conservación de nuestros espacios naturales y biodiversidad, atendiendo a las demandas de la sociedad y a las expectativas de sus propios miembros.
Es evidente que los Agentes Forestales y Medioambientales juegan y seguirán jugando un papel clave en la conservación de nuestra biodiversidad. Corresponde pues a las administraciones dotarles de la formación y medios adecuados para ejercer su importante labor. La sociedad y ellos mismos así lo reclaman.