Fuente: Cantabria 24 horas
Cárcel y una indemnización millonaria para el ganadero que envenenó a treinta animales
El Juzgado de Santander ha condenado a dos años de cárcel y una indemnización de 118.770 euros, con aplicación de los intereses, al Gobierno de Cantabria, más las costas procesales
La titular del Juzgado de lo Penal nº3 de Santander ha condenado a dos años de prisión a un ganadero por distribuir cebos envenenados en distintas fincas de la zona de Valdeolea con el fin de acabar con los ataques del lobo a su ganado.
Como consecuencia de tales acciones, murieron cuatro buitres, once milanos reales, tres zorros, cinco perros y un gato. Por ello, además de la prisión, el ganadero ha sido condenado a dos años de inhabilitación para ejercer su profesión, así como cuatro años de inhabilitación para el ejercicio del derecho de cazar, y a indemnizar al Gobierno de Cantabria en 118.770 euros.
En su día fuentes del Gobierno regional manifestaron a cantabria24horas, que había sido la propia Dirección General de Montes la que solicitó al Ejecutivo la personación en este caso al tratarse del envenenamiento de fauna silvestre "más importante que ha ocurrido en Cantabria desde que se empezara a tomar estadísticas de estos eventos en el año 2006, tanto por número de ejemplares afectados como por el grado de amenaza de las especies afectadas".
Según relata la sentencia, conocida hoy, “debido al incremento de episodios de ataque de lobo, ideó y ejecutó materialmente en su condición de ganadero y de explotador directo de diversos pastos (…) una serie de actuaciones tendentes a hacer desaparecer la predación que el lobo ibérico mantenía sobre su explotación ganadera”.
Para ello, continúa la resolución, procedió a distribuir “en sucesivas ocasiones en fechas próximas al 24 de diciembre de 2011 y hasta al menos el 19 de enero de 2012, diversos cebos cárnicos, impregnados de una sustancia tóxica y venenosa letal para la fauna, Aldicarb, idónea para provocar las muerte de cualquier animal que la ingiera, con la finalidad de dar muerte al lobo ibérico, que afectaba a sus animales”.
Añade que por las características de los cebos y su forma de colocación, esta actuación no tuvo “ningún tipo de carácter selectivo, ni consideración a las especies que pudiera afectar, constituyendo un gravísimo riesgo para la biodiversidad”.