Si alguien lee “agresión policial” probablemente entienda que es el policía el que ha ejercido una fuerza desmedida sobre otra persona. Seguramente pocos imaginen que es el policía quien recibe la agresión. Esta impensable realidad es en la que trabajan más de 6.000 policías medioambientales en todo el territorio español.
Cerramos 2015 y las agresiones no han sido algo anecdótico para un gremio que ha visto durante este año cómo su profesión se veía amenazada desde diferentes frentes. La modificación de la Ley de Montes por parte del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente supuso uno de los golpes más duros que tuvo que afrontar esta profesión que suma 180 años de historia. Pero los golpes y las agresiones no siempre vienen en forma de papel desde las instituciones.
Los agentes patrullan «en solitario, en zonas aisladas y sin ningún tipo de material de autoprotección». ¿Se imaginan enfrentarse en solitario a un cazador furtivo armado con la única defensa de la palabra? Esta es la dura situación a la que se debe enfrentar la policía medioambiental en su trabajo de defensa del medio ambiente y de las leyes que protegen nuestro bien común más preciado. Aquellos que ya han sufrido los insultos y las amenazas de muerte o, incluso las agresiones físicas, deben seguir enfrentándose a ello diariamente o recurrir a una baja médica.
Los actos vandálicos como el incendio del vehículo oficial en Quirós este mismo año o las pintadas amenazando de muerte a los agentes son puestas en manos de la justicia. Pero mientras se persigue a los agresores hay posibles soluciones encima de la mesa que deberían ser tomadas en serio por el gobierno. La Policía Medioambiental, constituida por los Agentes Forestales y Medioambientales, es un gremio completamente heterogéneo. Cada comunidad, cada región cuenta con unas características geográficas propias que marcan las necesidades de protección del medio ambiente. El monte, las cuencas hidrográficas, las costas, los parques naturales…cada espacio requiere de un trabajo especializado. Además, dentro del cuerpo de agentes encontramos aquellos que están especializados en investigación de incendios, trabajos en altura, investigación de venenos, unidades anti furtivismo. Y por si fuera poco, cuentan con diferentes denominaciones: Agents Rurals, Agentes Medioambientales, Agentes del Medio Natural…¿Y si todos contaran con una denominación común?
Más allá de las denominaciones, las dificultades se dejan ver en los testimonios de los agentes. “Enfrentarse solo a una persona que te está encañonando con la escopeta y a quien tienes que multar por incumplir la ley es muy duro y da miedo hasta al más valiente”. Además, no todos cuentan con uniforme ni coche oficial: “Imagínate bajarte de un vehículo con ropa de calle y explicarle a un agricultor que eres un agente de la autoridad y te ves obligada a multarle porque está incumpliendo la normativa”.
Pero hay casos que duelen física y psicológicamente. El 12 de octubre, un agente extremeño recibía una condecoración por su colaboración en la protección del medio ambiente con la Guardia Civil. Este mismo agente, ocupa esta lista negra de agredidos durante el 2015. Un podador de la zona aprovechó un encuentro cuando el Agente estaba de descanso realizando una ruta en bicicleta para agredirle verbalmente y físicamente. Los insultos dieron paso al intento de atropello y posteriormente a patadas y puñetazos. Antes de terminar este artículo recibimos la información de una nueva agresión, esta vez el afectado ha sido un agente de la Administración Local del Ayuntamiento de El Espinar, en Segovia. Una lista abierta en la que por desgracia se van incluyendo cada vez más nombres.
¿Cuántos más deben ser agredidos para que se tomen medidas? Es cierto que en algunas Comunidades de manera periódica reciben cursos de defensa verbal. ¿De qué forma puede defenderse ante las patadas y puñetazos sólo, única y exclusivamente con la palabra?
Los agentes, piden ir por parejas, como hace la Policía Nacional, la Guardia Civil, por propia seguridad. Una medida nada descabellada que funciona en el resto de cuerpos. Y exigen también que, al igual que al resto de cuerpos de policía, se les facilite el acceso a la licencia de armas tipo A.
Se han planteado diferentes preguntas. Para muchos agentes, la respuesta está clara, la inclusión del cuerpo en la Ley de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Por desgracia, durante el 2016 probablemente tengamos que informar de más agresiones. Más allá de las cifras, hablamos de personas, de funcionarios que trabajan por la protección del medio ambiente, y que además del reconocimiento, merecen un mínimo de protección.