Fuente: APAF-Madrid
Hoy ha tenido lugar una nueva reunión entre representantes sindicales y la Administración para tratar de enfocar un asunto que se está enquistando, el del Acuerdo entre ambas partes para que el servicio que prestamos los Agentes Forestales ya dentro de la Agencia de Seguridad y Emergencias sea el adecuado para el medio ambiente madrileño, para el servicio de emergencias y para nuestra seguridad.
Numerosas son las vicisitudes por las que ha pasado esta negociación y de poco vale ya recordarlas. Hemos dispuesto de tiempo y posibilidades pero a día de hoy estamos como al principio.
Debemos destacar, de inicio, dos cuestiones importantes, básicas, para entender la trama que se viene suscitando y la madeja que hay que tratar de desentrañar. Ambas, tienen que ver con la posición de la Administración:
- La Dirección General de Emergencias ha entendido este Acuerdo desde un planteamiento de obligación, primero, y oportunidad, después. Nadie en la Comunidad de Madrid entiende necesaria e importante nuestra prestación como Cuerpo de policía medioambiental y nuestro desempeño en emergencias aparece como algo accesorio. Desde las alturas del Estado existe un mandato evidente que trasciende a nuestra Comunidad y que se expresa con claridad: El Cuerpo de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid no debe ser desarrollado excesivamente.
Nuestro Director conjuga ese mandato con otro que proviene de la propia Presidenta. La necesidad de mantener una paz social aparente con los funcionarios de la Comunidad y si es posible, la consecución de Acuerdos que permitan buenas expectativas políticas en futuras elecciones.
El Director de Emergencias observó bien pronto las querencias de un colectivo ya desordenado en el que hoy no existe una visión profesional. De inmediato propuso como piedra angular del Acuerdo el protagonismo de los Jefes de Unidad. Obtuvo, con esa medida, el tiempo necesario y suficiente para alargar el Acuerdo y consiguió, a la vez, despertar el interés de unos pocos con el poder suficiente para otorgarle ese tiempo y comprensión.
- La Jefatura del Cuerpo, perdida en su propio interés por pasar inadvertida, por no ejercer salvo cuando sea estrictamente necesario y entendiendo esta obligación, exclusivamente, cuando haya que obviar la responsabilidad ha venido determinando que el causante de todos los males propios y ajenos es la jornada y horario actual.
Sin aventurarse a presentar Plan propio, ni ejercer su labor mostrando detalladamente los cambios que se prevén se limita a mostrar sus miedos una y otra vez dentelleando el Acuerdo de Jornada y Horario.
Con estos dos evidentes preliminares resulta complicado llegar a un Acuerdo con los Agentes Forestales. Si no se tiene en cuenta la Ley de creación del Cuerpo, nuestras funciones propias, nuestra seguridad personal como metas básicas de ese Acuerdo difícilmente podrán salir prescripciones que no fueran objetables.
La realidad es que la presentación del último Preacuerdo por parte de la Administración de fecha de 29 de enero adolece de numerosos errores de concepto, de falta de previsión y se observan los intereses rebuscados por encima de los colectivos y del bien general.
Ya de inicio, los retos y objetivos marcados dejan mucho que desear. Establecer con este Preacuerdo que se pretende potenciar los recursos a disposición de las emergencias es establecer la nada. Se expone a los Agentes Forestales a la emergencia propia para combatir la emergencia ajena y esto es pura realidad.
Se disponen los escasos medios personales a discreción, sin un estudio anterior que implique el desarrollo lógico de los tiempos y los recursos. La temporalidad nos permite observar distintas capacidades de ejercicio sin que se distingan realmente las funciones. El Director y la Jefatura parecen taparse oídos y ojos cuando los hechos destruyen el castillo de naipes que pretenden construir.
La mezcolanza determinada por este Preacuerdo es sonrojante. Dependiendo de esa temporalidad podría salirse en pareja a una emergencia, podría salirse individualmente, podría ejercerse en la comarca propia, en un ámbito superior. Nadie se ha situado en la raíz del asunto y menos aún en la situación que podría provocarse de actuar conforme a lo que el Preacuerdo propone. En el caso más probable la actuación de los Agentes ante determinada emergencia sería imposible o de llegar a producirse, sería improductiva. La emergencia requiere inmediatez, como poco. Este Preacuerdo no incide sobre ello, tan solo propone un parche mentiroso que se descoserá pronto y situará a los Agentes Forestales como personal a no tener en cuenta. Como tantas otras veces esta salida contentará a muchos, extraños y cercanos.
Los Acuerdos alcanzados entre la Administración y colectivos muy cercanos al nuestro dejan en muy mal lugar el Preacuerdo que se nos ofrece. Si allí la formación de cuerpos fuertes y profesionales ha venido permitiendo, de vez en cuando, el capricho de ese colectivo, aquí, en nuestro caso, el alejamiento de esa profesionalidad nos distancia no ya del capricho si no de lo que es justo.
Solo lo que marca el Acuerdo de funcionarios respecto a jornadas nocturnas implica un crecimiento del complemento específico que ya representa la mitad de lo ofrecido. Son, además, horas añadidas al horario ya pactado con el común de los funcionarios en una jornada específica con turnicidad variable y con unas funciones de riesgo.
Se nos ofrece un Preacuerdo lamentable con una nueva jornada y horario encubierta mucho más restrictiva, con un buen montante de horas de guardia nocturna añadidas y con medidas económicas escasas o más bien ínfimas sobre las que ni siquiera se informa si se consolidan o no. No es un Preacuerdo para mejorar ni nuestras condiciones personales ni las del servicio que realizamos.
Esto que es un hecho nos hace preguntarnos por cómo hemos llegado a esta situación. Por cómo estamos ya dentro de la Agencia de Seguridad y Emergencias sin contrapartida alguna aceptable.
Partamos de hechos de interés y propongamos medidas adecuadas. El crecimiento de plantilla es la base sobre la que tiene que organizarse el Acuerdo. Si se desecha una nueva comarcalización porque buena parte del colectivo ve más problemas que soluciones debemos asir ese crecimiento como básico para establecer un Acuerdo de futuro.
Estamos a menos de dieciséis meses para unas nuevas elecciones y con un verano por delante. Ajustemos el calendario de crecimiento de plantilla y acordemos los pasos según se vaya produciendo.
Saquemos del Acuerdo las Jefaturas de Unidad. Son una trampa evidente que utiliza la Dirección. Al igual que nuestra presencia en la Agencia es ya un hecho consumado también lo es la llegada de los Jefes de Unidad. Que la Administración provea su complemento específico como entienda oportuno, que en ningún caso será inferior a los RTs, pero que no sirva de medio de unión con unos y de ignición con otros.
Es necesaria y obligatoria una Asamblea General. Al menos informativa y con capacidad de debate. Las decisiones quedan para los propios sindicatos si así lo consideran. Pero es la única forma de empezar a oponer algo a esta Administración.
Los excesos horarios únicamente deben contemplarse bajo estrictos mecanismos de devolución temporal o bajo el prisma de una oferta económica irrechazable. Ambas se debaten mejor en Mesa Técnica con un colectivo fuerte detrás.
Finalmente “el dejarlo estar” entra dentro del juego de la Administración pero no debería entrar en el nuestro. La Administración no lo ha dejado estar, ya nos encontramos dentro de la Agencia y se requiere nuestra presencia en numerosas emergencias y actuaciones de seguridad. Es el momento de sacar rédito a lo que hacemos y de hacerlo con los mejores medios posibles.
APAF-Madrid solicita de los sindicatos que nos representan una actitud de fortaleza frente a la Administración y el desarrollo profesional necesario que posibilite después la obtención de réditos personales. APAF-Madrid está a disposición de la representación sindical para todo aquello que entiendan necesario en la consecución de esas premisas.