Asosiación Española de Agentes Forestales y MedioambientalesAsosiación Española de Agentes Forestales y Medioambientales

Fuente: Voz Populi

Incendios

Portugal arde, España ya echa humoA las puertas del verano y con temperaturas de récord más propias de la época estival, ha prendido el primer gran incendio forestal de la temporada en Europa. Una tragedia humana y medioambiental, que se ha cebado con Portugal y que se ha convertido en el siniestro más mortífero de su historia. El verano, la temporada más propicia para la propagación de las llamas, se abre paso y la prevención es fundamental para evitar que el fuego se abra paso entre las montañas y los valles y engulla casas, carreteras y vidas empujado por las condiciones climáticas extremas y la mano del hombre.

El país vecino ha vivido una auténtica pesadilla envuelto en llamas. El incendio declarado el pasado sábado 17 de junio en el término municipal de Pedrógao Grande, distrito de Leira, ha devorado el centro del país luso durante cinco días. El fuego se ha cobrado 64 víctimas, herido a 204 personas y arrasado más de 40.000 hectáreas.

El último foco activo, en Góis, distrito de Coimbra, se dio por controlado en la noche del 21 de junio, según las autoridades portuguesas. En las labores de extinción participaron centenares de efectivos, nacionales y extranjeros, entre ellos, 301 bomberos españoles y cuatro aviones anfibios del Ministerio de Agricultura.  

García Tejerina: "Ningún país está exento de sufrir un incendio como el de Portugal"

Una tragedia de la que "ningún país está exento de sufrir" tal y como declaró la titular de Agricultura, Isabel García Tejerina en los desayunos de TVE el pasado 21 de junio cuando el incendio aún estaba activo y ya se había cobrado la vida de 64 personas, 47 de las cuales murieron atrapadas en la carretera nacional 236.

Las mismas condiciones climatológicas y una vegetación similar nos equiparan con Portugal y, por lo tanto, el riesgo siempre es latente. La única diferencia con el país vecino, detalla el presidente de la Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales (AEAFMA), Rubén Cabrero, es "que en España la estructura para la defensa y protección de los bosques está profesionalizada con agentes y bomberos forestales, mientras que en Portugal estas tareas están a cargo de voluntarios en su mayoría".

En España, el dispositivo para la defensa y prevención de los bosques está en manos de profesionales

Las primeras hipótesis apuntan a que el devastador incendio de Portugal ha sido provocado por un rayo. En España, sin embargo, ha sido el factor humano quien ha estado detrás de las tres grandes catástrofes que se ha cobrado el fuego en los últimos años en nuestro país y que nos ha llevado a vivir episodios similares al de Portugal. 

Este tipo de fuegos, que arrasan una superficie igual o superior a las 500 hectáreas, son categorizados como grandes incendios forestales (GIF). Ocurren pocos siniestros de este tipo al año pero, sin embargo, arrasan gran parte de la superficie total calcinada en ese período. 

El incendio más virulento se llevó por delante a 11 personas, todas ellas del retén antiincendios, y arrasó más de 4.500 ha en Riba de Saelices, provincia de Guadalajara. Era agosto de 2005 cuando un grupo de amigos decidieron organizar una barbacoa. Una negligencia que causó una catástrofe humana y medioambiental que provocó el incendio más mortífero de las últimas décadas.

Sin muertes pero con una superficie abrasada similar a la portuguesa tuvo lugar en Valencia en 2012. Las llamas recorrieron, entre finales de junio y principios de julio, Cortes de Pallás y Andillas arrasando cerca de 48.000 hectáreas. La causa: la chispa que saltó mientras unos vecinos soldaban placas solares en el tejado de una vivienda.

La negligencia también fue la causa del último gran incendio forestal que acabó con la vida de un brigada y dio al traste con el 7% de la isla de La Palma. El empeño de un hippy alemán por quemar el papel higiénico ya utilizado en los alrededores de una cueva a principios de agosto de 2016, se llevó por delante cerca de 4.800 hectáreas. 

22 incendios queman el 50% de la superficie total arrasada

En 2016, hubo un total de 22 grandes incendios forestales en España según consta en las estadísticas, aún provisionales, que publica el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Una cifra irrisoria equivalente al 0,24% sobre el total de 8.817 siniestros registrados pero que, sin embargo, son los culpables de arrasar casi la mitad de la superficie total calcinada el año pasado.

Las cifras del Ministerio muestran el porcentaje tan elevado que representan los grandes incendios forestales, especialmente evidente en 2007, 2009 y en 2012. Este último año fue extraordinariamente dramático con 41 de estos fuegos de un total de 16.000 siniestros que se llevaron por delante más del 66% del total de la superficie calcinada ese año.

La isla de La Palma fue la más castigada. La temeraria acción del alemán Scott Verdine Stumpf arrasó el 99,7% de la superficie total calcinada (4.800 hectáreas) en la isla en 2016.  No obstante, la provincia de Ourense fue la más golpeada por los grandes incendios forestales. Un total de cuatro siniestros arrasaron 6.698 hectáreas en los municipios de Muiños, Oímbra, Entrimo y Cualedro. Todo ello supuso la quema de casi el 60% del total de la superficie abrasada a lo largo del año. Cifras que apuntan a Ourense como la provincia más afectada por el fuego con 11.355 hectáreas de bosque y matorral hechos ceniza el año pasado.

Además del archipiélago y Ourense, otras doce provincias registraron, al menos, un gran incendio forestal el año pasado, lo que supuso un total de 32.534 hectáreas calcinadas de un total de 65.817.

Todos estos siniestros, en los que por lo general está la mano del hombre detrás como afirma Rubén Cabrero, presidente AEAFMA, ocurrieron en verano a excepción del de Lleida que fue a principios de noviembre.

Un hecho que contrasta con la realidad de 2017. Según el departamento que dirige Tejerina, en los cinco primeros meses del año ya hay registrados seis grandes incendios forestales, mientras que el año pasado a esas alturas la cifra era cero.

El análisis de este tipo de siniestros registrados en la última década entre el 1 de enero y el 31 mayo, muestra un dato alarmante: únicamente en 2012 se registraron más GIF que 2017. Un año que ha pasado a la historia, como hemos visto anteriormente, por ser el más dramático a nivel medioambiental con 218.956 hectáreas calcinadas, 15.997 siniestros y 41 grandes incendios forestales.  

Miguel Ángel Soto, responsable de bosques de Greenpeace, asevera que "los incendios no son matemáticas". De hecho, "no hay una explicación de por qué un año es peor que otro". Pero las cifras muestran que en los cinco primeros meses del año ya han ardido más de la mitad del total de hectáreas calcinadas en 2016. Una superficie similar, de hecho, al área arrasada en Portugal entre el 17 y el 21 de junio.

A pesar de que los pronósticos y las quinielas en materia forestal, no son apropiados para el responsable de bosques de Greenpeace, sí advierte que las condiciones extremas y el cambio climático, que este verano elevará la temperatura media dos grados, propician los incendios más virulentos donde el factor humano también es muy importante.

De hecho, Miguel Ángel Soto considera que "la mano del hombre junto a las condiciones climáticas y meteorológicas, el abandono rural y la vegetación de alta inflamabilidad como el pino y el eucalipto, son los factores que condicionan los incendios forestales y la propagación de los mismos".

Rubén Cabrero, cierra el círculo y pone el foco en el factor humano al determinar que está detrás del 95% de los incendios –intencionados o negligentes que buscan el beneficio propio y los accidentales-, mientras que el restante 5% correspondería a fenómenos propios de la naturaleza como las tormentas eléctricas que, de acuerdo con las primeras hipótesis de las autoridades lusas, provocó el devastador fuego de Portugal.

'CSI del monte'

Los agentes forestales y medioambiental conocidos comúnmente como los CSI del monte, realizan trabajos de investigación para determinar las causas y los causantes de los incendios a través del método de evidencias físicas donde la base del fuego y los testimonios son clave. A pesar de que el hombre es el responsable, en la mayoría de los casos, las penas interpuestas por la fiscalía a pirómanos y negligentes "no son excesivamente duras y no suelen superar los dos años de cárcel con lo que poca gente entra en prisión finalmente".

Dado que el 95% de los incendios dependen del hombre, la prevención es imprescindible. Sin embargo, según Cabrera, "el primer impedimento lo imponen las Administraciones, muy reacias a invertir en esta partida por los elevados costes que conlleva". Sin embargo, "extinguir un incendio", considera, "sale mucho más caro tanto en términos ambientales como a la hora de movilizar capital humano para sofocarlo".

Las medidas de prevención, de acuerdo con Cabrero, pasarían por doblar el número de efectivos –en la actualidad son 6.000 agentes forestales encargados de la vigilancia de los montes así como de las tareas de coordinación para la extinción de los fuegos-, aumentar la concienciación –especialmente es las zonas rurales- y llevar a cabo una gestión preventiva del medio rural mediante el diseño de una red de caminos y cortafuegos, además de llevar a cabo tareas de poda y limpieza de los montes para evitar un paisaje altamente combustible y vulnerable a los grandes incendios forestales. A colación de este último punto, desde Greenpeace advierten que "lo que no limpia el monte o el ganado lo limpia el fuego".

La confluencia de todos estos factores propiciaron la quema de 65.816 hectáreas el año pasado, siendo la provincia de Ourense la zona más afectada con más de 11.355, casi el doble de las hectáreas arrasadas en León que figura como la segunda región más arrasada por los incendios. Melilla, en cambio, fue la única autonomía que no registró ni una sola hectárea calcinada.

Las cuatro provincias de Galicia son de las más golpeadas por las llamas en 2016. Este fenómeno tiene su origen, según Rubén Cabrero, "en la relación directa entre las oleadas de incendios provocados en zonas montañosas y la ganadería para ganar espacio al monte y convertirlo en pasto para las vacas. Un hecho suficientemente demostrado con los años por los compañeros de las brigadas de investigación". Tesis que también defienden los ecologistas de Greenpeace.

Como contrapunto a estas afirmaciones, Montse Cortiñas, vicesecretaria de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), considera que "no hay que criminalizar a la profesión". Defiende "no identificar ganaderos con incendios, aunque eso no quiere decir que no haya pirómanos en la profesión".

Cortiña deja muy claro que para ellos "un incendio es una tragedia y una desgracia de la que los ganaderos no sacan ningún beneficio". Es más, matiza que "los ganaderos profesionales generan pastos con quemas controladas y en los momentos propicios para ello y que todo lo demás son pirómanos".

Abandono de los montes

Eso sí, la UPA, Greenpeace y la AEAFMA coinciden en el abandono de los montes españoles. La apuesta de la vicesecretaria de la UPA para evitar que arda el medio rural es "una ganadería extensiva que preserva el monte de vegetación vulnerable porque para lo que las vacas es comida, para el fuego es combustible".

Por su parte, el ministerio que dirige Isabel García Tejerina, certifica su ayuda a la prevención con 85 millones de euros, un 20% más que lo presupuestado en 2011, destinado a apoyar a los dispositivos de extinción de las comunidades autónomas. Para esta campaña, el ministerio dispone de 70 medios aéreos, incluidos cuatro drones para las tareas de vigilancia y seguimiento nocturno.

La apuesta sobre el terreno viene de la mano de las Brigadas de Refuerzos en Incendios Forestales (BRIF) que junto con técnicos pilotos y mecánicos llegan al millar de personas. García Tejerina considera que el activo humano es el más valioso, y clave según Greenpease tanto para prevenir como para provocar fuegos, de ahí que la ministra pida extremar la precaución porqe el 95% de los incendios forestales se producen por la acción humana.

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